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     मूलाधार

12:00 am. 1:00 am. 2:00 am.

A pesar de revolcarse en la cama por varios minutos, escuchar videos de relajación con audífonos puestos y contar ovejas, Beomgyu no podía conciliar el sueño.

Una y otra vez, se fijaba en la hora, ansioso, plenamente consciente de que estaría de mal humor por la mañana siguiente si es que no lograba caer al plano de sus sueños, pero eso no lograba convencer a su cerebro de que debía apagarse.

2:10 am. 2:15 am. 2:16 am.

Comenzaba a enojarse. ¿Cómo era posible que sólo haya pasado un minuto si se sintió como media hora desde la última vez que revisó el reloj de su celular?

Si no podía dormir, era culpa de una emoción común: la ansiedad. Sea porque al día siguiente tendría una exposición importante, porque había dejado alguna discusión irresuelta o porque sabía que se encontraría con alguien especial, siempre que no lograba caer en brazos de Morfeo podía culpar al sentimiento de ansiedad.

Y, en ese caso, su ansiedad provenía de lo ocupada que estaba su mente ordenando todas las piezas de información que tenía desde que escuchó que Soobin tenía hemofilia.

Estaba preocupado. También asustado o ansioso, quizás. No estaba seguro de cómo formular lo que sentía en palabras, pero sabía que su corazón no había dejado de dirigirlo en vuelcos inciertos desde esa tarde, comenzando por el momento en el que se dio cuenta de que fue incapaz de curar a Soobin. Fue allí cuando el discurso que su abuela le dio un par de años atrás retornó a su mente.

Oh, no creí que encontrarías a tu predestinado desde tan joven, Beomgyu.

Son pocos los afortunados que logran encontrar a su alma gemela. Quizás uno en un millón, sin exagerar. Parece que estás entre esos suertudos.

Tu abuelo y yo lo supimos cuando nos conocimos aquí en Daegu. Yo acababa de perder a mi papá y él a su primer amor. Fuimos capaces de sanar nuestros corazones, zurciendo cada pequeño hoyo mutuamente.

En ese entonces, había aceptado sin censuras el hecho de que Soobin era su amigo predestinado. En su inocencia, lo veía como algo lindo, como un mensaje del destino que le indicaba que el mayor sería su compañero más cercano por toda la vida.

Primero, como un compañero con el que la pasaba muy bien. Más adelante, como un compañero muy lindo, muy gentil, de buen corazón, bastante guapo, de espalda amplia, ojitos brillantes y labios carnosos, oh, labios que le gustaría ver heridos para besar...

Pronto se dio cuenta de que pensar así de un supuesto amigo no era normal.

Quizás Soobin le gustaba un poquito.

Por eso, decidió enviarle mensajes más frecuentes, pasar más tiempo con él en clases y fuera de éstas, e incluso se atrevió a ponerle un corazoncito a su saludo de esa mañana. Tan especial, su corazoncito, todo para que Soobin lo deje en visto.

También se atrevió a ser bastante meloso con él esa tarde, compartiendo intimidad de una forma que no había probado antes, cómodo sobre su cálido y suave pecho.

Con su fracaso para curar al mayor, recordó aquella primera parte del mensaje. Que Soobin era su predestinado, que su energía kármica estaba conectada.

Pero no fue hasta que escuchó que Soobin le había estado escondiendo su hemofilia que otros detalles calaron en su mente, cambiando sus ánimos por completo. 

Yo supe que tu abuelo era el indicado porque comencé a recordarlo en mis sueños. Yo fui una noble en mi vida pasada, y él era tan sólo un sirviente del feudo. Cliché, ¿no crees? Pero, sí, así fue, una historia de amor imposible que no logramos consumar en el pasado. Ahora él es el noble y yo la plebeya, ¿ya viste? Por lo general, los roles se invierten, pero la relación sigue siendo la misma.

Antes de conocerlo por mis sueños, su rostro estaba siempre borroso, pero era el mismo hombre el que aparecía en mis mejores y peores sueños. A veces aparecía en mi habitación por la noche, para contarme historias de su pueblo mientras yo le acariciaba el cabello, mientras que en otras lo veía partir, lloraba al verlo ejecutado por mi propio padre del pasado...

Fuimos buenos en nuestra vida pasada, porque tenemos buen karma en el presente. No nos costó unirnos, entendernos como nuestros predestinados y amarnos.

Ojalá que tú y tu predestinado también hayan sido muy buenos, Beomgyu. No quiero que tengas deudas con el destino.

Conectar el recuerdo de ese discurso con la nueva información sobrecargó a Beomgyu. Por eso tuvo que excusarse de la mesa, para encerrarse en el baño y sollozar bajito, para que la familia de Soobin no piense que era un llorón exagerado que se ponía sensible sólo por saber que su amigo tenía hemofilia.

Y es que, definitivamente, la hemofilia debía ser un castigo kármico. Por eso Beomgyu, como su predestinado, era capaz de sanarlo sólo con besos. Por eso se conocieron en ese contexto. Por eso existía esa magia entre ambos.

No estaba loco, ¿cierto?

En sus sueños, aún no había logrado armar el rompecabezas que constituía su vida pasada al lado de Soobin, algo que estaba seguro que se daría con el tiempo. Creía que eventualmente se le comenzarían a manifestar más imágenes sobre el tipo de relación que llevaron, lo que podría darle algunas pistas sobre lo que debía hacer en el presente para mantener contento al destino y otorgarles buen karma.

Por ahora, había accedido a su inconsciente un par de veces, y en ambas había logrado conectar el pasado al presente con relativa sencillez.

El primer sueño ocurrió el mismo día en el que se encontró con Soobin en el parque local por primera vez. Carente de tiempo y espacio, el contenido del mismo era nebuloso y vago, pero tenía claramente definido a sus protagonistas. Veía el rostro de Soobin en el cuerpo de un adulto, y presumía que el suyo era similar, porque se encontraban en una pequeña habitación, compartiendo un puro de tabaco. No intercambiaban palabras ni acciones más allá de pasarse el rollo, pero en un momento se apoyó del hombro contrario, y no recibió respuesta alguna.

El segundo sueño ocurrió casi un año después, y cumplía con la misma característica de vaguedad. Esa vez, se cortaba el pulgar al pasar la página de un libro, comenzando a sangrar de inmediato. Mientras el Beomgyu del presente se agitaba por la vicaria sensación de dolor, el Beomgyu del sueño ni siquiera se inmutaba, simplemente colocaba una toalla encima de la herida y sostenía el libro con la mano desocupada. Momentos después, a lo lejos, escuchaba una voz familiar, la de Soobin, que sólo decía "volví".

Ambos fueron bastante breves, y no le informaban mucho sobre su vínculo. Quería conocer más, y por eso intentaba obligarse a sí mismo a recordar el pasado, pero no lo lograba. Aprendió que no podía forzar los recuerdos, y aún así, su inconsciente no había querido darle el gusto de sacar a la luz un poco más de información.

En ese entonces, aún creía que su relación había sido buena como la de sus abuelos, y por ello en el presente se habían conocido desde una temprana edad para ser capaces de compartir una amistad antes de profundizar en una relación romántica.

Esa noche, sin embargo, cuando por fin logró conciliar el sueño a eso de las tres de la mañana, apareció la primera pesadilla sobre su vida pasada.

Esta vez, las imágenes eran mucho más claras. Se encontraban en un pasillo encarpetado, probablemente de la misma casa en la que siempre ocurrían ese tipo de sueños. El Soobin adulto estaba de pie, su expresión indiferente y ambas manos en los bolsillos de su pantalón. Beomgyu lloraba desconsoladamente, de rodillas al frente suyo, sujetándose de una de sus piernas como si su vida dependiera de ello.

— no lo hagas, por favor. —sollozaba, aferrándose el contrario— por favor, Soobin, quédate.

— sabes que no tengo otra opción. —respondió estoico— ya déjame.

Beomgyu sólo se aferró con más fuerza a su pierna, casi a punto de colgarse a su cuerpo.

Ante ello, Soobin parecía tan sólo levemente irritado. Sin decirle otra cosa, avanzó por el pasillo, jalándolo consigo pese a la dificultad de su peso.

La fricción con el alfombrado comenzó a destrozar las rodillas de los endebles pantalones de Beomgyu, antes de directamente comenzar a quemar su piel. El trayecto se hacía infinito, Soobin más grande y el dolor cada vez más agudo, hasta que el rojo en sus rodillas se transformaba en sangre y carne expuesta, coloreando la alfombra de un desagradable carmesí.

— basta, por favor, ¡ah!

Pese a sus gritos, no obtenía respuesta, sólo aumentaba el dolor y la oscuridad en frente suyo.

Finalmente, cuando estuvo a punto de ser arrastrado contra la puerta, despertó de golpe.

Apenas se abrieron sus ojos, abrazó su propio cuerpo, agitado. Su corazón latía con celeridad, sus palmas sudaban y su cuerpo entero temblaba, con un desagradable hormigueo en sus rodillas.

Tuvo que cubrirse de pies a cabeza con sus sábanas, ante el temor de la posibilidad de que algo le haga daño.

No... Su vida pasada al lado de Soobin no podía haber sido así. En todo caso, debía ser una exageración inconsciente, maximizando el dolor. Seguro lo quería mucho y le dolía verlo partir al trabajo, o algo así, pero su mente lo transformó en una simbolización excesivamente dolorosa gracias a los sentimientos de aquel entonces.

No podía ser un augurio de que habían tenido una relación difícil. No podía ser así, simplemente no podía.

Porque, si su abuela tenía razón, si para el karma todo lo que das regresa, entonces...

En esta vida, ¿él sería el causante del sufrimiento de su predestinado?

No escogemos a nuestras almas gemelas, es el destino el que nos las asigna desde el inicio de los tiempos. Estoy muy agradecida de que tu abuelo y yo tengamos buena energía kármica, y ahora hacemos lo posible por mantenerla así, reparando los leves errores del pasado.

No es lógico, claro que no. Es simplemente mágico.

Holaaaa, ¡gracias por leer!

Sólo tres cositas:

1- Si bien me he visto levemente interesada en los chakras, carezco de real conocimiento del tantra y de las religiones hindú y budista, por lo que me disculpo si hay errores. Sólo lo empleo por el concepto del karma, y admito que me falta mucha investigación al respecto. Los títulos en sánscrito son sólo porque no tengo creatividad, oops.

2- ¿Les pone triste el tono sombrío que va adquiriendo la historia? No es mi intención, soy inocente y soft, jamás escribiría algo trágico en la vida de chiquitos de 14 añitos 🥺 ¡Cómo podría atreverme! ¿Yo? ¡Jamás!

3- Sobre eso, no sé si debería cambiar el rating (???)

Nuevamente, gracias por leer y apoyar la historia. Se aprecia <3

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